¿Un orgasmo durante el parto? Su explicación científica.

Dar a luz con la ayuda de una explosión de placer propiciada por un orgasmo. Parece raro, pero puede ocurrir, y ocurre. El dolor queda reducido a soportable y la madre siente que acaba de vivir el acto de amor más importante de su vida. Recuperar el contacto con la sexualidad uterina y crear un ambiente favorable son básicos para lograrlo.

ORGASMO Y PLACER INTENSO MIENTRAS SE DA A LUZ

¿Es verdad que hay mujeres que pueden tener orgasmos durante el parto? ¿Qué distingue a estas pocas privilegiadas? Esta es la pregunta que se hicieron obstetras como Michel Odent o Frédérick Leboyer en los años 70, a partir de la observación continuada y atenta de innumerables partos con una mente excepcionalmente abierta.

Su curiosidad e intuición, y la rigurosidad con la que llevaron a cabo sendas investigaciones, les llevaron finalmente a defender una afirmación que ya había sido esbozada con anterioridad: la función principal del orgasmo es parir. O dicho de otro modo: todas las mujeres deberíamos parir con el orgasmo más grande de nuestras vidas.

LA (OTRA) FUNCIÓN DEL ORGASMO

En todo el proceso de parto intervienen varias hormonas, entre ellas la oxitocina y la adrenalina. La oxitocina natural es una hormona que actúa en el cuello del útero (o cérvix) induciendo y manteniendo las contracciones uterinas necesarias para el nacimiento del bebé y el alumbramiento de la placenta.

“Hoy en día conocemos las hormonas que acompañan el placer y la actividad sexual. Creo que es universalmente conocido que la oxitocina, la hormona del amor como la llamo Niles Newton, se segrega cuando hay alguna actividad sexual. Y al mismo tiempo, la oxitocina también esta reconocida como oxitócico; tiene el efecto de distender los haces musculares del útero y dilatar su boca. De hecho la medicina utiliza la oxitocina sintética para inducir o acelerar la dilatación del útero.

El que la hormona del amor tenga receptores en los músculos uterinos y sea oxitócica, creo que es una prueba de que el proceso fisiológico del parto pertenece a la esfera de los fenómenos fisiológicos amparados por la sexualidad de la mujer. Y también que la fabricación de oxitocina sintética, es una prueba de la robotización de la fisiología de la maternidad. Creo honestamente que existe una base suficiente para al menos preguntarse si la fabricación de oxitocina sintética tiene algo que ver con los hallazgos del Dr. Serrano Vicens, de Merelo Barberá y del Dr. Schebat del Hospital Universitario de París, de una relativamente alta proporción de orgasmos en los partos. Es decir, para preguntarnos si el parto tiene algo que ver con el orgasmo.

Y quizá podríamos encontrar alguna respuesta en la descripción de F. Leboyer acerca de dos formas de abrirse el útero: Una es espasmódicamente, es decir, con espasmos en bloque de los músculos contraídos, que producen en cada intento de distensión, en cada espasmo o contracción, el conocido dolor del calambre. […] a diferencia de cómo en cambio se abre suavemente si los haces musculares están relajados, y se produce un tipo de distensión lenta que empieza en la parte superior de los haces musculares, y baja poco a poco hasta el extremo inferior, y al llegar abajo, el cervix se afloja y va abriendo su luz suavemente, un poco más con cada latido.” Casilda  Rodrigañez, “La maternidad y la correlación entre la libido y la fisiología”

parto y orgasmo por sexologos y sexologas psicologos y psicologas de valencia

“La emoción erótica hace palpitar el útero suavemente, de modo placentero y mucho más eficazmente que la oxitocina química inyectada en vena, (porque la eficacia de la oxitocina para distender los músculos del útero depende de su pulsatilidad). Y cuando la mujer recupera la sensibilidad y se restablece la unidad psicosomática útero-conciencia, puede consciente o semi-inconscientemente acompañar ese movimiento, pues el útero también tiene conexiones neuromusculares con el sistema nervioso voluntario y el neocortex.

Dejándonos llevar por la emoción erótica, las mujeres podemos, al igual que otras hembras mamíferas, empujar los músculos uterinos en el momento de la diástole de su latido, ampliando su onda expansiva, moviéndonos a favor del cuerpo y del nacimiento en lugar de movernos contra él.” Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”

Pues bien, la hormona responsable de que sintamos lo que llamamos orgasmo es la oxitocina. De hecho, se la conoce como la hormona del amor. ¿Segregamos la misma hormona cuando tenemos un orgasmo y cuando parimos? ¿Es una casualidad? En absoluto.

Cuando hace miles de años nuestras antepasadas se pusieron de pie, muchos cambios se dieron en sus cuerpos y en su cerebro para adaptarse a esa nueva postura. Uno de ellos fue que el útero (imaginemos que es un globo) pasó de estar en posición horizontal, o semi horizontal, a estar en vertical con la abertura hacia abajo. Es decir, a merced de la gravedad.

Para garantizar que los retoños de las hembras en bipedestación no se cayeran durante el embarazo, hubo que perfeccionar mucho el sistema de cierre de ese globo, ya que el peso del bebé hacía presión hacia abajo sobre él. Así fue como se desarrolló la compleja sexualidad humana: cuando la naturaleza perfeccionó en nuestros cuerpos el mecanismo que cierra herméticamente el útero y, por lo tanto, también el que acciona su apertura.

Este complejo mecanismo es el orgasmo femenino: un potente cóctel especializado en el que se encuentran entre otras hormonas la oxitocina, que facilita la apertura de este globo a través de unas pulsiones o dilataciones que desafortunadamente conocemos como contracciones. Y decimos desafortunadamente porque la simple mención de la palabra contracción provoca dolor.

Parir es una función natural de los cuerpos femeninos, así como también lo es menstruar, orinar, defecar, respirar, digerir. ¿Es normal que una función fisiológica duela? En principio, no, y cuando lo hace, acudimos al médico suponiendo que hay un problema que hay que solucionar. Eso es así en todas las funciones menos en las relacionadas con la sexualidad reproductiva.

Orgasmo y parto en la mujer por sexologas psicologas de valencia

En nuestra cultura, menstruar y parir duelen. Sí, es cierto que parece que a lo largo y ancho del mundo a las hembras mamíferas de diferentes culturas el parto les duele en menor o mayor intensidad. Pero también es cierto que no se conoce una sola cultura en la que nadie interfiera en el proceso natural de un parto, sea forzando a las mujeres a parir en posiciones incómodas, sea indicando a la mujer cómo tiene que parir, sea presenciando o participando con rituales durante el parto… Por lo tanto, es difícil saber cómo serían los partos humanos sin intervención alguna.

¿POR QUÉ DUELE EL PARTO?

En cuanto a por qué duele hay varias razones y teorías. Algunos investigadores mencionan el útero espástico como fuente principal del problema. “Durante siglos, la mayoría de los úteros han sido espásticos, y por eso los nacimientos han sido dolorosos”, decía Wilhelm Reich en una carta al pedagogo escocés A.S. Neil en 1956.

Los antiguos griegos ya hablaban del útero como un animal dentro de otro animal (la mujer) y de los problemas si estaba rígido. Porque un útero espástico es un útero rígido, contracturado, sin movimiento, no late, no sentimos cómo se mueve. Según Leboyer, se abre suavemente durante el parto si los haces musculares están relajados y se produce una distensión lenta que empieza en la parte superior de los haces y baja poco a poco hasta el extremo inferior.

Al llegar abajo, el cérvix se afloja y va abriendo su luz suavemente, un poco más con cada latido. Con este tipo de distensión, más que de contracción, cabe hablar de latido uterino; y Leboyer, al observar el movimiento del vientre de la madre, asegura que se asemeja a la respiración lenta y pausada de una criatura cuando duerme plácidamente.

El matrimonio Masters y Johnson, autores del famoso Human Sexual Response, comprobó que en todos los orgasmos se producen estos movimientos rítmicos del útero, sea cual sea el origen del proceso orgásmico. Además, registraron el latido del útero durante el orgasmo con electrodos intrauterinos (orgasmos simples, múltiples, relajación final…), controlando simultáneamente, con electrocardiograma, el sobreesfuerzo del corazón correlativo al esfuerzo de los músculos uterinos.

Así pues: la oxitocina actúa siempre en el cuello del útero; durante el orgasmo se mueve el útero; durante el parto se mueve el útero… Y la misma hormona, la del amor, es la responsable de todo. Y es que parir es el más grande acto de amor. ¿El amor duele?

Durante miles de años las culturas patriarcales han reprimido el latido del útero al menospreciar y condenar sistemáticamente las pulsiones sexuales femeninas, al alejarnos de nuestra sabiduría ancestral que ha hecho que millones de mujeres paran sin medicalizar durante siglos.

Hasta el día en que un mandato divino nos condenó a parir con dolor, y desde entonces la transmisión oral y escrita que tenemos grabada en nuestras células nos dice que “parir duele”. Pero si hubo un día en el que empezó una condena a parir con dolor, también podría decirse entonces que antes se paría sin dolor.

Orgasmo en el parto por Sexologos y Sexologas Valencia

Instinto, parto y orgasmo

“Dar a luz en éxtasis: es nuestro derecho e intención de nuestro cuerpo. La Madre Naturaleza, en su sabiduría, nos provee de las hormonas que nos ponen fuera de (ex), nuestro estado normal (stasis) […] Esta delicada orquestación hormonal se despliega óptimamente cuando el parto es respetado, y no intervenido, aumentando la seguridad tanto de la madre como de su bebé. […]Cuatro de nuestros principales sistemas hormonales están activos durante el trabajo del parto. Estos producen, durante este período, niveles altos de oxitocina, la hormona del amor; endorfinas, hormonas del placer y la trascendencia; adrenalina y noradrenalina, hormonas de la excitación; y prolactina, hormona de la ternura maternal. Estos sistemas son comunes a todos los mamíferos y se originan en nuestro cerebro mamífero o cerebro medio, también conocido como sistema límbico…. Para que el parto siga su curso normal óptimamente, esta parte del cerebro debe anteponerse al neocortex, o mente racional. Esta transición puede darse en una atmósfera de silencio y privacidad, por ejemplo, al bajar las luces, hablar bajo y no provocar o esperar una respuesta o conducta racional de la mujer en trabajo de parto. Bajo estas condiciones la mujer intuitivamente escogerá los movimientos, respiración y posiciones que la ayuden a parir fácilmente a su bebé. Esto está impreso en su código hormonal y genético.” Dra. Sarah J. Buckley, “Nacimiento extático”

“Una observación sobre la fisiología del parto en la especie humana: Al adquirir la posición erecta, el plano de inclinación del útero se hace casi vertical, quedando el orificio de salida hacia abajo, sometido a la fuerza de la gravedad. Esto supone/requiere un perfeccionamiento del dispositivo de cierre y apertura del útero, un cierre más fuerte para sujetar 9 u 11 Kg. de peso contra la fuerza de la gravedad. Y el dispositivo de cierre y apertura del útero no es otra cosa que el cuello, cuya relajación total deja una abertura de hasta 10 cm. de diámetro…. Por eso el origen del auténtico orgasmo femenino está en el cuello del útero. Nuestra opinión, contrastada con Merelo-Barberá, es que el orgasmo fue el invento evolutivo para accionar el dispositivo de apertura del útero”. Casilda Rodrigañez, “La sexualidad de la mujer”

 “Si el orgasmo femenino auténtico se origina en el cuello del útero, es porque sus fibras musculares, firmemente apretadas, tienen que ir aflojándose, extendiéndose, relajándose, de oleada en oleada, cuando la mujer va a dar a luz, para abrir la puerta de salida del feto. Así podríamos decir que el dispositivo de cierre y apertura del cervix no es otra cosa que el proceso de excitación sexual y el orgasmo de la mujer. Puesto que, efectivamente, no es el dolor, sino el placer, lo que hace rodar la Rueda de la Vida.” Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”

Hoy en día, avances tecnológicos que tantas vidas han salvado como la cesárea y muchos otros, como la epidural y las inyecciones de oxitocina, son prácticas rutinarias en los partos hospitalarios. Hasta hace poco, todas las mujeres parían gracias a la liberación de un potente cóctel de hormonas del amor, el mismo con el cual amamantaban a sus retoños. Actualmente, el número de mujeres que da a luz contando solo con sus propias hormonas naturales es ínfimo. Haciendo nuestra la pregunta que lanza Michel Odent en Las funciones del orgasmo: ¿Durante cuánto tiempo podrá la especie humana sobrevivir sin amor?

¿CÓMO PARIR CON UN ORGASMO?

Lo puedes lograr con…

ENTRENAMIENTO

Para empezar, es importante tener orgasmos con regularidad. Y entrenarnos para sentirlos en el útero. Pensemos que el útero es un conjunto de músculos y, como tal, necesita una ejercitación para tener tonicidad. Para entendernos, podríamos comparar a las parturientas actuales con personas que no han hecho un abdominal en su vida y un día se presentan a una competición.

INTIMIDAD

Si la oxitocina estimula el parto, la adrenalina lo inhibe cerrando el cuello del útero. El miedo, el frío, el sentirnos observadas, el no saber qué pasa a nuestro alrededor son factores que causan la segregación de adrenalina y esta no permite que se abra suavemente el cérvix. Hay que evitarlos pariendo en una atmósfera tranquila, segura y con absoluta intimidad.

LA CONEXIÓN CON EL ÚTERO

Parimos con un dolor insufrible desde hace dos mil años, pero llevamos unos 200.000 haciéndolo. Así que, si lo pensamos, podemos darnos cuenta de que durante una barbaridad de años hemos parido sin dolor o con un dolor soportable gracias a un sistema fisiológico sensible al placer. Volviendo a conectar con nuestro útero, como seguramente hacían nuestras sabias ancestras, y recuperando nuestra sexualidad uterina con todo su potencial, podemos “curarnos” de estos partos patológicos.

UN CAMBIO DE LENGUAJE

Las palabras que usamos en nuestra cotidianidad son mensajes que se graban en el cerebro para crear la realidad. Mientras sigamos afirmando que parir duele, parir va a doler. Llenemos pues nuestro encéfalo de mensajes como “parimos con la hormona del amor”, “parir es el mayor acto sexual y amoroso”, “parir es placentero”…

UN ESPACIO IDÓNEO

Si queremos parir en un acto de amor y orgasmo, preparemos la estancia en la que nacerá nuestro hijo: asegurémonos de no pasar frío, pongamos luz tenue (la oscuridad activa la melatonina, que a su vez inhibe la actividad del neocórtex, por lo que nos conectamos mejor con nuestro yo menos “pensante”), velas, inciensos, música relajante, sin observadores ni nadie que nos hable o nos haga pensar. Preparémonos para un viaje interior.

A MODO DE RESUMEN…

  1. El orgasmo es un complejo mecanismo, un potente cóctel de hormonas que actúa sobre el cuello del útero para inducir y mantener la dilatación durante el parto
  2. Una cosa es un dolor soportable acompañado de mucho placer, y otra, un dolor insufrible, que es lo que sentimos hoy las mujeres con úteros espásticos, rígidos
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