Las alteraciones de la función sexual femenina – al igual que la masculina- pueden deberse a varias afecciones: psicológicas, emocionales u orgánicas, y derivan en angustia y estrés. El cerebro juega un papel importante en el proceso de excitación y placer, pudiéndose considerar uno de los órganos sexuales más importantes. Por esto, en Clínica Pérez Vieco te ofrecemos los tratamientos, basados en la terapia cognitivo-conductual, que consiguen disminuir esos temores sexuales y así mejorar tu vida personal y sexual.
El deseo sexual, el rendimiento sexual y la frecuencia de las relaciones sexuales pueden verse disminuidas con el paso de los años como fruto del descenso de una gran cantidad de sustancias en el cuerpo de mujeres y hombres tales como las hormonas sexuales estrógenos y testosterona, respectivamente. Igualmente el deseo sexual se ve mermado por causas psicológicas como problemas de pareja, miedos al compromiso, así como factores estresantes
El deseo sexual es una emoción, un impulso, una fuerza que nos mueve al encuentro íntimo con otras personas. Nos motiva a relacionarnos, a compartir intimidad, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a disfrutar y pasarlo bien, a sentir placer, etc.
Junto con la atracción y el enamoramiento, forman lo que se conoce como sentimientos sexuales; sentimientos que constituyen un magnífico patrimonio de la sexualidad humana y que regularán ésta durante toda nuestra vida.