En muchas ocasiones el dolor emocional no se va por muchas pastillas que nos tomemos, por muchos ibuprofenos y nolotiles… No, ese no es el camino. Los medicamentos enmascaran los dolores y al taparlos como si de una tirita gigante se tratara, no curamos la herida en profundidad. Simplemente estás ganando tiempo, el tiempo que tarda el medicamento en hacer efecto, pero ¿qué pasa cuando el efecto de las medicinas se va?…
Cuando surgen problemas de alteración de las emociones o del aparato digestivo, la mayoría de los pacientes visitan, por una parte, al psicólogo o psiquiatra y, por otra, al especialista digestivo. Uno y otro intentarán buscar daños físicos reparables y, si no, clasificarán el trastorno como una enfermedad funcional difícil de encasillar o tratar, quizá por la misma interrelación de ambos campos…
El psicólogo clínico es una figura en plena evolución. La psicología clinica ha ido cambiando, creciendo y dividiéndose en especialidades. Por ello, en ocasiones, es complejo diferenciar las (cada vez más) ramas de la psicología. La psicología clínica es una de las especialidades de la psicología y se caracteriza por estar enfocada en la salud mental y el bienestar psicológico de las personas. Actualmente, la psicología clínica es una disciplina científica y profesional que se define como la rama de la psicología que se encarga de realizar la evaluación, la explicación, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de los trastornos mentales y de la promoción del bienestar psicológico.
A lo largo del día experimentamos un gran número de emociones diferentes, pero muchas veces somos incapaces de identificar aquello que estamos sintiendo. El psicólogo Robert Plutchik defendió que las emociones cambian a lo largo de la evolución del ser humano para adaptarse a su contexto y elaboró un recurso en forma de dibujo que facilita el reconocimiento y comprensión de la complejidad de las emociones.
La función de una emoción variará según la necesidad que amerite el requerimiento del ambiente, es decir, cada emoción prepara al organismo para distintos tipos de respuesta. Pero en general funcionan como mecanismos de supervivencia y adaptación.
La clave para lograr efectividad en el manejo y gestión de las emociones no es negarlas o controlarlas, sino permitir que fluyan, lo cual no quiere decir que si, por ejemplo, estás enojado (a) con tu cónyuge, des rienda suelta a tu enojo y le lastimes, o traspases sus límites y derechos, sino más bien dejar que tu emoción te informe que está pasando contigo, para luego decidir cómo atenderla de la manera más segura y productiva.